Crimen Pasional (?)
Eran las 19:00 horas de un
martes en Agosto, corría el año 1999 en que yo sólo
contaba 18 años. Venía llegando con mi madre de casa de uno de
mis tíos, pero no lo había encontrado nada de grato el visitarle. Al entrar a
casa me quité los zapatos y esparcí mi ropa por toda la habitación, encendí mi
equipo de música esperando impaciente la madrugada, así me dormí.
Cuando por fin desperté mire el
reloj que marcaba las 03:07 exactas. La madrugada que yo tanto esperaba había llegado.
Rápidamente me puse en pie y me vestí, saliendo, como de costumbre a dar un
paseo por los alrededores.
Fue en una
callejuela muy poco transitada donde lo vi… Un joven alto, delgado de cabello
largo, castaño, tomado en una coleta atrás. Tenía un cigarrillo en sus manos. Al
pasar por su lado me miró y me dijo ¿Tienes fuego? - Si, aquí tengo, toma, y le facilité mi
encendedor. Luego de prender su cigarrillo hiso un ademán de devolverlo y
retiró el encendedor antes que yo lo pudiera alcanzar. Sonrió, ¿Cuál es tu
nombre? Me preguntó ante lo cual no pude ocultar mi sorpresa, mi nombre es Ágata,
respondí también sonriendo (mientras me preguntaba cuáles serían sus
intenciones). ¿vas a algún lugar… Ágata?
– No, solo paseo por aquí. Fue entonces cuando hiso la pregunta con la que
firmó su sentencia: ¿Te puedo acompañar? – Ehmm si lo deseas Vamos, Acompáñame!
Dimos un largo
paseo, mucho más extenso de lo que suelo acostumbrar, así fue como me enteré
que el nombre de ese guapo desconocido era Víctor, y que además era un ferviente amante del death metal. Intercambiamos números de
teléfono e insistió en ir a dejarme en la puerta de mi casa “Para que llegues
bien y segura” dijo.
Dos meses
después continuábamos viéndonos de madrugada, habíamos entablado una relación
demasiado intensa, donde el placer sensual no estuvo ausente. Lo volví mi
esclavo al tomarlo por sorpresa y cortar su pecho con mi cuchillo especialmente
afilado y desinfectado para el. Solíamos confesarnos y jurarnos amor eterno
hasta despuntar el alba. Nos besábamos, mordiéndonos hasta sangrar. Oh mi Víctor!
Hasta que
llegó esa fatídica noche del 31 de Octubre, esa que todos conocen como
Halloween o Noche de Brujas.
Vestí mi
capucha negra a modo de humorada y salí antes de las 12:00 a encontrarlo, fue
entonces cuando lo vi en una esquina besando a otra mujer. Sentí como la ira
fluía por mis venas e invadía todo mi ser. No pude evitar escabullirme entre
las sombras y seguir a esa mujer, hasta acorralarla, inserté mi puñal en su
pecho y extraje magistralmente su corazón, mientras le tenía aún viva y
amordazada. Limpié todas mis huellas, procuré no dejar rastro alguno y prendí
fuego al cadáver. Luego volví a casa, lo preparé horneado y me lo comí. Mientras
cenaba a la malograda puta ideaba un nuevo plan de acción.
Ahora me
tocaba vengar mi honor, cobrarle a El por su infidelidad, jamás dejaría pasar
algo así, JAMÁS!
Volví a El
sonriente, como todas las noches, mi ira y amargura estaban ahora cubiertas por
una sutil mascara de felicidad. Me recibió con un beso (no pude evitar sentir asco
al besarlo), me acarició, luego me comentó de su día, apenas se descuidó le
salté encima con un paño empapado en cloroformo.
Arrastre su cuerpo inconsciente
hasta una plaza cercana, ocultándolo en las sombras de los árboles, con mi puñal
extirpé su pene, corazón, cabellera y uno de sus ojos. De igual manera como
hice con la puta, borre toda evidencia y le prendí fuego. En realidad no se en que momento falleció.
Quise colgar todos los órganos
extraídos a Víctor en mi pared pero hubiese tenido problemas con la ley y con mi
madre así es que cuando llegué a casa se los di a mis perros que gustosos se
los comieron pero quedaron pidiendo más.
No me costó superar a Víctor pero
desde entonces no he podido parar de tomar vidas. He aquí mi primera
experiencia. Juzgue Ud.
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