El Merodeador
Nocturno, (Night Stalker)
“Amo toda esa sangre”.
Ricardo Muñoz Ramírez nació el 29 de febrero de 1960 en El Paso, Texas (Estados
Unidos). Fue el más pequeño de los cinco hijos de Mercedes Muñoz y Julián
Ramírez, dos inmigrantes mexicanos. Con los años, sería más conocido como
Richard Ramírez.
Cuando Ramírez tenía dos años, tuvo una contusión en la
cabeza después de que un aparador cayó sobre él; recibió más de treinta puntos
de sutura. También sufrió de convulsiones y fue diagnosticado con epilepsia
cuando tenía seis años. Para combatir su temor y dada su fascinación por la
muerte, comenzó a pasar varias noches a solas en los cementerios. Su padre era
estricto y no dudaba en golpear a sus hijos o a su mujer cuando lo consideraba
necesario.
Su primo Mike, ex combatiente de Vietnam, significó una
influencia negativa para Richard Ramírez cuando este apenas tenía nueve años de
edad. Mike era un hombre muy violento, que le contaba a su primo sangrientas
historias sobre la guerra, en las cuáles narraba con lujo de detalles cómo
violaba, torturaba, mutilaba y asesinaba a mujeres vietnamitas y, para
demostrarlo, mostraba fotografías Polaroid que retrataban sus crueldades. Según
Mike, tomar la vida de aquellas desdichadas era como ser Dios. También gustaba
de golpear a su esposa y le encantaba que Richard presenciara esos ataques. La
exposición constante a la violencia lo fue insensibilizando. Mike también lo
inició en el consumo de marihuana.
Mike terminó asesinando a su esposa delante de Ramírez:
durante una discusión doméstica, tomó su escopeta y le disparó al rostro a su
esposa, destrozándole la cara y matándola. Fue a la cárcel, pero salió al poco
tiempo alegando que estaba drogado. Libre de la esposa, Mike se dedicó a
drogarse junto con el pequeño Richard, a quien también le enseñó a aspirar
pegamento.
Primer arresto de Richard Ramírez. |
Pronto, los primos salieron a robar juntos para sostener su
adicción. Hacían además viajes a pueblos cercanos para matar animales de
granja. Richard asistió a clases en la Thomas Jefferson High School en El Paso,
Texas, aunque abandonó la escuela antes de completar siquiera un año. Durante
este período Richard fue arrestado dos veces por posesión de sustancias
ilegales. Mike terminó en prisión nuevamente.
Ramírez estuvo años fumando marihuana, aspirando pegamento y
alimentándose de comida chatarra. Debido a su falta de higiene y a la dieta
rica en azúcar, sus dientes empezaron a podrirse, lo que causaba que padeciera
una terrible halitosis. Luego empezó a usar cocaína diariamente. Tuvo varias
detenciones por posesión de drogas y purgó un delito menor por robo de carga.
En California fue detenido dos veces por robo de auto.
Ramírez fue siempre un entusiasta de la banda de rock
australiana AC/DC. La canción "Night Prowler", del álbum Carretera
al Infierno, se convirtió en un himno para él. Dicho tema describe el miedo de
una niña que está en su habitación sola, por la noche; y también la historia de
un joven que entra furtivamente al cuarto de su novia cuando los padres de ella
no están. Esto le sirvió a Ramírez para desarrollar un sobrenombre que se
volvería célebre: "El Merodeador Nocturno" ("Night
Stalker").
La ola criminal de Ramírez inició el 28 de junio de 1984.
Estuvo consumiendo cocaína y salió de su casa completamente drogado. Puso en el
auto su canción favorita. Se detuvo afuera de una casa en la calle Glassell
Park, quitó una protección y entró por la ventana. Allí vivía Jennie Vincow, de
79 años de edad, quien dormía en su cama. Fue apuñalada en repetidas ocasiones;
su garganta fue cortada tan profundamente que casi quedó decapitada. Ramírez
también saqueó su departamento y asaltó sexualmente el cadáver de la anciana.
El 17 de marzo de 1985, Richard Ramírez llegó a la casa que
María Hernández, una chica de 22 años, compartía con Dayle Okazaki, de 34 años
de edad, en Rosemead. Vestía totalmente de negro y llevaba una gorra de
baseball. María Hernández fue agredida en la cochera: Ramírez le disparó en el
rostro, pero ella puso sus manos ante su rostro por instinto; la bala rebotó
con las llaves que llevaba en las manos y la hirió. Cayó al suelo y fingió
estar muerta. Ramírez entró en el condominio; cuando él ya no estuvo a la
vista, la chica escapó. Ramírez encontró a Dayle Okasaki; al escuchar el
disparo, ella se había ocultado detrás de un sillón, pero su curiosidad pudo
más: se asomó, Ramírez la vio y le disparó en a frente, matándola.
Ramírez salió de allí, perdiendo su gorra en el camino, la
cual fue hallada por la policía. Subió a su auto y, presa de un frenesí
asesino, se puso a buscar más víctimas. Cuando iba conduciendo vio a Tsia-Lian
Yu, una mujer que manejaba un auto. La siguió unos kilómetros y después la
obligó a detenerse cerca de Monterey Park utilizando su automóvil. Ramírez se
acercó a la ventanilla, ella comenzó a gritar y entonces él le disparó dos
veces en el pecho. José Dueñas, un vecino, salió a su balcón del segundo piso
de un edificio después de haber oído a una mujer gritando por ayuda. Dueñas fue
dentro y llamó a la policía, y luego regresó al balcón. Ramírez ya se estaba
marchando.
En ese momento pasó por allí otro conductor, Jorge Gallegos,
con su novia. Gallegos vio a Ramírez y observó el número de la matrícula del
automóvil. Los dos hombres declararían en el juicio tiempo después. La policía
encontró a Yu aún con vida. Aguantó hasta que llegó la ambulancia, pero murió
poco después. Tras la autopsia, se determinó que las balas usadas en su contra
provenían de la misma pistola que se había utilizado en el otro crimen.
La mañana del 27 de marzo, Ramírez llegó a la casa de
Vicente Zazzara, un inmigrante italiano de 64 años, jubilado, que poseía una
pizzería. Vivía con su esposa Maxine. Ramírez tocó varias veces la campana de
la casa; Vicente no quería abrir, pero su esposa insistió en que lo hiciera.
Vicente le hizo caso y Ramírez entró. Le dio un empujón y después le disparó en
la sien izquierda, matándolo. Se dirigió a la recámara, encontrando a la
aterrada Maxine Zazzara, de 44 años. Le disparó en la cabeza, pero ella quedó
aún viva. Mientras agonizaba, Richard Ramírez la desnudó, la colocó en la cama
y la violó. Luego fue a buscar un cuchillo a la cocina; regresó a la recámara y
la apuñaló varias veces en el cuello, el abdomen, las ingles, los pechos, la
vagina y la cara. Trató de cortarle un pecho, pero no lo consiguió. Luego le
vació las cuencas, sacándole los ojos. Tras esa insoportable agonía, Maxine
finalmente murió. Ramírez la dejó desnuda, boca arriba, sobre la cama. Dejó
escrito con sangre en una pared su sobrenombre: “Night Stalker” (“El Merodeador
Nocturno”). Luego, Ramírez se dedicó a robar el dinero que pudo encontrar.
Vincent y Maxine Zazzara
El 15 de abril, Ramírez volvió a las andadas. Irrumpió en la
casa de William y Lillian Doi, de 66 y 63 años. Ramírez le disparó a William
Doi justo encima del labio superior, provocando que la bala entrara a través de
la lengua y destrozara la garganta. Después fue a la recámara, donde estaba
Lillian Doi. Abofeteó a la mujer que lloraba histérica, mientras le gritaba: "¡Cállate,
puta, o te voy a matar! “Se la llevó a recorrer la casa, para que viera a su
esposo agonizante y le entregara el dinero y las joyas que tenía. Después la
llevó de nuevo a la recámara, donde le arrancó la ropa y la violó, mientras la
mujer lloraba. Mientras tanto, William Doi consiguió llamar al 911, aunque no
pudo decirles nada. Pero los servicios de emergencia rastrearon la llamada y
enviaron enseguida una patrulla y una ambulancia al domicilio. Para entonces,
Richard Ramírez se había marchado, dejando viva a la mujer. William Doi murió
en la ambulancia. Lillian Doi fue atendida de sus lesiones y pudo darle a la
policía una descripción de su atacante.
William Doi
La gente de Los Ángeles se encontraba en un estado de
pánico. Los ataques habían desatado la histeria colectiva y todos se
encontraban aterrados. Los periódicos ya se referían al asesino como “El
Merodeador Nocturno”. El 29 de mayo, Ramírez entró a la casa de dos ancianas:
Malvia Keller, de 83 años, y su hermana inválida, Wolfe Blanche, de 80, quienes
vivían en la calle Monrovia.
Ramírez las sorprendió durmiendo. Atacó a Malvia con un
martillo, golpeándole la cabeza mientras gritaba. Luego también martilleó a
Wolfe. Le arrancó el camisón que usaba para dormir y violó a la anciana, quien
gritaba aterrada y adolorida. Luego la siguió golpeando con el martillo. Tomó
entonces un lápiz labial y dibujo en el muslo de la inválida un pentagrama, una
estrella de cinco puntas. Dibujó otro en la pared de la recámara. Después robó
algo de dinero y se marchó. Las dos ancianas permanecieron agonizantes dos días
en su departamento, hasta que la policía las encontró. Los médicos lograron
salvar a Wolfe, pero Malvia murió poco después.
La noche del 30 de mayo, Ruth Wilson, de 41 años, se
despertó en medio de la noche por la luz de una linterna que brillaba sobre su
rostro. Ramírez había roto el cristal de una ventana de su casa y se había
introducido. Le ordenó levantarse e ir a la recámara donde dormía su hijo de 12
años de edad. Ramírez puso el cañón del arma contra la cabeza del niño,
advirtiéndole a Ruth que no gritara. Luego esposó al chico y lo metió a un
clóset. Suponiendo que era sólo un ladrón, Ruth se ofreció a darle a Ramírez su
más valiosa posesión: un collar de oro y diamantes. Luego lo llevó a la cómoda
de su dormitorio, donde le dio más joyas y dinero, con la esperanza de
aplacarlo.
Una vez que le hubo entregado todo, Ramírez le amarró las
manos a la espalda con unas pantimedias. Después la empujó sobre la cama, le
quitó la bata y la violó. Ella fingió disfrutar la violación, incluso le dijo a
Ramírez que era “muy bueno para su edad”. Esto lo hizo sentirse orgulloso,
así que le perdonó la vida, le aflojó las amarras y hasta le dio una bata para
que se cubriera antes de liberar a su hijo. Se despidió y se marchó. El niño
llamó al 911. Ruth Wilson pudo dar a la policía una descripción muy precisa de
su atacante. Gracias a eso, se armó el primer retrato robot.
El 2 de julio, Richard Ramírez entró a la casa de Mary
Lousie Cannon, de 75 años, ubicada en Arcadia. La golpeó salvajemente, le cortó
el cuello y luego saqueó su casa. El 5 de julio, Ramírez volvió a la calle
Arcadia para golpear a Whitney Bennett, una joven de 16 años, con un neumático
de hierro. Saqueó su casa, después fue a la cocina, comió algunas cosas que
había en el refrigerador y bebió leche. Whitney le siguió rogando en la cocina.
Ramírez la golpeó varias veces en la cabeza. Necesitó 478 puntos, pero
asombrosamente sobrevivió a sus heridas.
Whitney Bennett
El 7 de julio, Ramírez atacó a golpes con una barra de
hierro a Joyce Lucille Nelson, de 61 años, en su casa en Monterey Park. Esa
misma noche, también en Monterey Park, Sophie Dickman, de 63 años de edad,
enfermera registrada, se despertó a las 03:30 horas a causa de un "hombre
alto, flaco, vestido de negro". Estaba apuntándole con un arma. Richard
Ramírez le dijo que se dedicaba a meterse a las casas para ver a la gente
durmiendo, y que si se despertaban mientras las observaba, entonces las mataba.
Le ordenó salir de la cama, la condujo a través de la casa y la hizo que le
entregara todo el dinero que había en el lugar. Luego regresaron a la recámara,
Ramírez le arrancó la bata, la puso boca abajo en la cama y comenzó a violarla
analmente. Ella gritaba por el dolor. Ramírez perdió la erección. Se sintió
frustrado y humillado ante ella, así que la golpeó y luego se marchó, dejándola
viva.
Joyce Lucille Nelson
Joyce Lucille Nelson
El 20 de julio, Ramírez fue a una casa en Glendale. Allí
vivían Lela y Maxson "Max" Kneiding, de 66 años. Iba estrenando arma;
esta vez llevaba un afilado machete. Aunque todas las puertas y ventanas
principales estaban cerradas, el asesino destrozó una puerta trasera muy insegura.
Se dirigió a la recámara, encendió las luces y comenzó a dar patadas de la cama
mientras le gritaba al matrimonio: "¡Levántense y brillen,
perras!"
Maxson Kneilling
Ramírez le dio a Maxson un tajo en el cuello con el machete. Luego quiso hacer lo mismo con Lela, pero el arma se le resbaló y se le cayó. Sacó su pistola calibre .22, les apuntó y jaló el gatillo, pero el arma se había atascado. Mientras Ramírez limpiaba el arma, Lela le rogaba por su vida. Terminó y le disparó en la cabeza. Después remató a Maxson a machetazos y se marchó.
Lela Kneiding
El 6 de agosto, Ramírez se dirigió a Northridge, a la casa de Christopher y Virginia Petersen, de 38 y 27 años de edad, respectivamente. Ramírez irrumpió en la casa a través de una puerta deslizante de cristal, que conducía directamente a la sala de estar. Fue al dormitorio, donde Virginia se despertó a causa de la luz de la linterna que brillaba sobre su rostro. Ramírez avanzó hacia ella con ambas manos sobre el arma. Ella gritó y Ramírez le disparó en el ojo izquierdo. La bala atravesó el paladar, destrozó la garganta y salió por la nuca.
Christopher se despertó, confundido y adormilado. Vio el
rostro sangrante de su esposa y entonces Ramírez le disparó en la sien derecha.
Pero la bala rebotó en el cráneo y no llegó a perforarlo. Christopher atacó a
Ramírez, quien disparó dos veces más. Falló los dos tiros. Christopher siguió
luchando, consiguiendo arrojar a Ramírez al piso. El asesino consiguió
liberarse y salió corriendo, huyendo de la casa de la misma manera que había
entrado. Asombrosamente, Virginia sobrevivió al brutal ataque, pero quedó muda,
ciega de un ojo y con terribles cicatrices.
El 8 de agosto, Ramírez atacó en Diamond Bar. Elyas Abowath,
de 35 años, recibió un disparo en la cabeza mientras dormía. Ramírez amenazó
entonces a Sakina, la esposa de 29 años. La obligó a que se dejara realizar
sexo oral por él. Después la violó analmente y finalizó forzándola a que le
practicara sexo oral a él. Al terminar, se marchó sin matarla.
Ramírez decidió abandonar la zona donde cazaba. Tras el
ataque al matrimonio Abowath, cambió de zona hacia el norte. El 18 de agosto,
un hombre llamado Peter Pan y su esposa Barbara se encontraban en su cama en el
Lago Merced, en San Francisco. Peter Pan, tenía 66 años de edad y era contador.
Su esposa tenía 64.
Ramírez se introdujo a través de una ventana abierta que no
tenía protección. Ejecutó a Peter de un disparo en la cabeza. Luego violó a
Bárbara Pan y le disparó en la columna vertebral. Sobrevivió, pero quedó
inválida. Ramírez tomó un lápiz de labios y dibujó en una pared un pentagrama,
así como una frase de una canción del grupo de rock Judas Priest.
El terror se apoderó de San Francisco cuando la policía determinó que la bala que había matado a Peter Pan había sido disparada por “El Merodeador Nocturno”. Para calmar los temores, la alcaldesa Dianne Feinstein habló públicamente acerca de la búsqueda del asesino, pero cometió el error de proporcionar detalles que la policía había pedido mantener bajo confidencialidad, pistas que podían conducirlos a atrapar al criminal.
Una de esas pistas eran las huellas de las botas que Ramírez
utilizaba, de las cuales sólo habían entrado a Estados Unidos algunos pares.
Cuando Ramírez escuchó a la alcaldesa declarar que tenían huellas de sus botas,
se dirigió al puente Golden Gate y arrojó su calzado a un río.
Pero la policía de San Francisco tenía una pista. El dueño
del Hotel Bristol afirmó que un joven que encajaba con la descripción de “El
Merodeador Nocturno” se había hospedado en su hotel durante el último año y
medio. El gerente recordó que el hombre tenía los dientes podridos y olía mal.
La policía revisó la habitación donde el sospechoso había dormido y encontraron
un pentagrama dibujado en la puerta del baño.
La policía también localizó a un vendedor, quien dijo que
había comprado algunas joyas, un anillo de diamantes y un par de gemelos, de un
joven que encajaba con la descripción. Las joyas habían pertenecido a Barbara y
Peter Pan.
El 24 de agosto, Stalker atacó a otra pareja, esta vez en
Mission Viejo, cincuenta millas al sur de Los Ángeles. William Carns, de 29
años, acaba de irse a dormir con su novia. Ramírez se introdujo a la recámara y
le disparó a William, hiriéndolo gravemente. Su novia despertó y Ramírez la
tomó del cabello, arrastrándola al suelo. Le ató las muñecas y los tobillos con
unas corbatas. Ramírez le preguntó si sabía quién era él; la chica respondió
que “El Merodeador Nocturno”, con lo cual quedó muy satisfecho. Buscó dinero y
joyas en la casa, pero casi no encontró nada. Esto lo molestó. Regresó donde
estaba la chica, la desnudó y comenzó a violarla. Tras penetrarla vaginalmente,
también la violó analmente.
Para liberarse del ataque y del dolor, la mujer le dijo que
ella sabía dónde había algo de dinero guardado. "¡Júralo por
Satanás!", le exigió Ramírez. Ella juró por Satanás que estaba diciendo la
verdad. Ramírez dejó de penetrarla, encontró el dinero, y le exigió a la chica: "¡Jura
tu amor por Satán!". "Me encanta Satanás", murmuró ella.
Ramírez la arrastró otra vez por los cabellos, la hincó frente a él y la obligó
a practicarle sexo oral. Tras la felación, volvió a violarla. Al terminar le
apuntó con la pistola, ante lo cual la chica gritó y cerró los ojos. Ramírez se
rio de ella, guardó el arma y se marchó. Sus huellas dactilares quedaron por
todas partes. La joven llamó al 911.
Mientras Ramírez se iba, un adolescente que había estado
trabajando en su motocicleta en el garaje de sus padres, vio el automóvil
Toyota color naranja del asesino circulando por su vecindario. Le pareció
sospechoso, por lo que anotó el número de matrícula. A la mañana siguiente,
llamó a la policía y los alertó sobre el automóvil. Con el número de placa, la
policía pudo determinar que el vehículo había sido robado en Chinatown, en Los
Ángeles, mientras el propietario cenaba en un restaurante. Se puso un aviso
sobre el coche y dos días más tarde lo localizaron estacionado afuera de un
McDonald’s.
El auto de Richard Ramírez. |
La policía hizo una búsqueda exhaustiva en un banco de datos
de huellas digitales y finalmente la suerte les sonrió. Descubrieron que la
huella pertenecía a Richard Ramírez. De inmediato informaron a todos los medios
de comunicación. Todos los periódicos de Los Ángeles publicaron la fotografía
de Ramírez en la primera plana.
El 31 de agosto, Richard Ramírez regresó a Los Ángeles en un
autobús Greyhound, después de visitar a su hermano en su casa de Tucson,
Arizona. No tenía idea de que ya lo habían identificado, ni de que su
fotografía seguía apareciendo en la primera plana de los diarios. Al llegar a
la estación, vio que el área estaba llena de policías, pero logró salir inadvertido.
Caminó tranquilamente hasta una tienda de la esquina. Mientras estaba allí
parado, los propietarios vieron su rostro y comenzaron a gritar: “¡Es el
asesino! ¡Es el asesino!” Ramírez salió de allí, desconcertado, y se
encontró de frente con un puesto de periódicos donde estaban los diarios con su
fotografía en primera plana.
Aterrado, Ramírez comenzó a correr con un ejemplar del
periódico La opinión en la mano. No se detuvo durante cuatro
kilómetros, lo que recorrió en doce minutos. Mientras corría, la gente lo
miraba, lo señalaba y gritaban: “¡Es él! ¡Es ‘El Merodeador Nocturno’!” Ramírez
se dirigió corriendo al centro de Los Ángeles. Intentó robar un auto, pero la
gente se lo impidió.
Saltó varias vallas buscando un automóvil que pudiera robar
con facilidad. Vio un Mustang, que pertenecía a un hombre llamado Faustino
Pinon. Estaba debajo del auto, revisando el coche. Ramírez se subió al auto e
intentó arrancarlo, pero no pudo. Pinon salió de abajo del vehículo y lo agarró
de la camiseta, a través de la ventanilla. Ramírez sacó su pistola, pero Pinon
se la quitó de un manotazo. Ramírez consiguió arrancar el auto, Pinon no lo
soltó y el coche fue a estrellarse contra una barda y después contra un garaje.
Pinon sacó a Ramírez del auto, lucharon en el piso, Ramírez se liberó y salió
corriendo otra vez.
Se topó con un Ford Granada conducido por Angelina Torres,
una mujer de 28 años. Ramírez se metió por la ventanilla y la amenazó con
matarla si no le dejaba el vehículo. Angelina gritó, su esposo Manuel Torres
escuchó los gritos y corrió desde el jardín trasero a auxiliarla. Tomó un trozo
de metal para atacar a Ramírez. Otro vecino, José Burgoin, llamó a la policía.
Junto con sus hijos Jaime y Julio, corrió para ayudar a Angelina.
Titulares tras el arresto. |
Tras su detención, Ramírez fue acusado de catorce homicidios
y otros treinta y un delitos graves. La selección del jurado para el caso se
inició el 22 de julio de 1988.
El juicio de Richard Ramírez fue uno de los procesos penales
más difíciles y más largos en la historia estadounidense.
Se entrevistó a cerca de 1,600 posibles jurados. Más de cien
testigos declararon. La defensa de Ramírez alegó que estaba bajo el influjo de
las drogas cuando cometió los crímenes, y después intentaron que se considerara
a Ramírez mentalmente perturbado.
El juicio a Richard Ramírez
Ramírez se pavoneaba en el Tribunal. Lanzaba frases despectivas hacia los testigos, hacia el Jurado, hacia el Juez. Coqueteaba con las mujeres, quienes, le devolvían siempre la sonrisa.
Los fotógrafos imprimían imágenes suyas todo el tiempo. A Ramírez le encantaba que le tomaran fotos y siempre posaba para los medios.
Un día les mostró a todos un pentagrama que se había marcado en la palma de la mano izquierda. Siempre se despedía diciendo: “¡Viva Satán!”
El 3 de agosto, se reveló que algunos empleados de la cárcel iban a proporcionarle a Ramírez una pistola para que asesinara al Fiscal en una de las sesiones del juicio. A raíz de eso, se instalaron detectores de metal en las entradas.
El 14 de agosto, el juicio se interrumpió porque una de los miembros del jurado, Phyllis Singletary, no llegó a la sala de audiencias. Ese mismo día fue encontrada muerta a tiros en su departamento. El Jurado estaba aterrado, preguntaron si Ramírez había ordenado el asesinato desde el interior de su celda, y si los otros miembros del jurado estaban en peligro.
Richard Ramírez gozaba al saber que causaba ese temor supersticioso en los jurados. Se pavoneaba diciendo que era el líder de un grupo de sicarios, que ejecutarían a todos los que se metieran con él.
Pero Ramírez no era el responsable de la muerte de Singletary, sino su novio, quien luego se suicidó con la misma arma en un hotel.
El 20 de septiembre de 1989, Ramírez fue declarado culpable de trece cargos de asesinato, cinco intentos de asesinato, once agresiones sexuales y catorce robos. El 7 de noviembre fue condenado a muerte; sería ejecutado en la cámara de gas.
Al escuchar la sentencia, Ramírez sonrió y respondió al Jurado:
“Gran cosa. La muerte forma parte de mi territorio. ¡Los veré en Disneylandia!”
Richard Ramírez fue enviado al Pasillo de la Muerte en la prisión de San Quintin, en California, una de las cárceles más temidas.
Apelaciones tras apelaciones sirvieron para retrasar su ejecución por más de veinte años. La opinión pública exigía que fuera ejecutado, pero sus abogados conseguían que todo se aplazara indefinidamente.
Tras el juicio, Ramírez recibió docenas de cartas de fans, casi en su totalidad mujeres que le manifestaban su amor y su deseo. Otras eran de chicos que le expresaban su admiración y le pedían consejos.
Cartas de fans
Una de sus seguidoras, Doreen Lioy, intercambió con Ramírez
casi un centenar de misivas. En 1988, él le propuso que se casaran y ella
aceptó. Contrajeron matrimonio el 3 de octubre de 1996.
Doreen Lioy tras su boda con Richard Ramírez. |
El 7 de agosto de 2006, la Corte Suprema de California
confirmó la sentencia de muerte. Y el 7 de septiembre, le negaron la solicitud
de una nueva audiencia.
Ramírez impactó a los medios con su salvajismo, su locura y
su sordidez. Se rodaron películas, se hicieron camisetas, se llegó al grado de
permitirle tener papel membretado con su sobrenombre mortal, para que enviara
su correspondencia personal.
Richard Ramírez inspiró la canción y el opresivo video clip
de Tricky, “Hell is around the corner”. La banda de rock AC / DC tuvo demandas
por parte de familiares de las víctimas, que absurdamente los responsabilizaban
de la conducta de Ramírez, quien mientras se dedicó a diseñar camisetas para
grupos de rock pesado, y a prestar su imagen para publicidad de conciertos de
rock.
Finalmente, Richard Ramírez, “El Merodeador Nocturno”, logró
establecer contacto con sus fans a través de Internet. Aún puede escribírsele a
la prisión, gracias al website de la prisión. Ramírez se define a sí mismo como
un hombre que hace ejercicio diariamente, cuida su cuerpo y su mente, gusta de
la naturaleza, busca amistad y es un artista serio que además necesita un
corredor que lo represente. Para contactarlo haz click en el link: Página
de Richard Ramírez.
Fuente: escritoconsangre